José Luis Sampedro predicaba su filosofía anticapitalista en el desierto, lo que le valió la feroz critica de muchos y la etiqueta de loco de algunos. La indiferencia de aquellos que un día abrazaron la democracia capitalista como la única “salvación”, y la ignorancia de aquellos mileuristas y precarios que durante décadas pensaron que la lucha de clases y el proletariado, eran zarandajas del pasado.
Decía: La sabiduría es el arte de vivir. Por eso, lo importante es vivir al máximo. Cada cultura, cada civilización ha tenido un referente. Para los griegos, el hombre era el principio de todas las cosas; en la Edad Media, Dios era el referente supremo; y en este mundo, el referente supremo es el dinero. En mi caso, el referente supremo es la vida. La vida es lo esencial. Se acaba mi vida y se acaba el universo entero. Nuestra felicidad consiste en llevar adelante esa vida al máximo que podamos, pero para poder hacerlo necesitamos la libertad para pensar por nuestra cuenta y que esa vida sea la nuestra y no la que nos mandan tener. Es decir, tener libertad de pensamiento.